La relación entre humanos y perros es una de las más antiguas y complejas en la historia de la domesticación. Uno de los conceptos clave para comprender cómo se han transformado los perros a lo largo del tiempo es la neotenia, o la retención de rasgos juveniles en la etapa adulta.
La teoría de neotenia canina fue propuesta por el etólogo austriaco Konrad Lorenz, ganador del Premio Nobel en 1973, considerado uno de los fundadores de la etología moderna por sus diversos estudios del comportamiento animal en su hábitat natural.
Desde tiempos inmemoriales, el perro ha acompañado al ser humano, pasando de ser un pariente salvaje, como el lobo, a convertirse en el compañero leal y multifacético que conocemos hoy. La transformación morfológica y comportamental que ha sufrido esta especie durante el proceso de domesticación ha despertado el interés de biólogos, etólogos y genetistas. Entre las múltiples teorías que intentan explicar estos cambios, la neotenia destaca por su capacidad para articular cómo ciertos rasgos juveniles se han mantenido en la edad adulta, facilitando la convivencia y el vínculo afectivo con el ser humano.
¿Qué es la neotenia?
La neotenia es un fenómeno biológico en el que los organismos conservan características o comportamientos típicos de su etapa juvenil durante la adultez. En términos evolutivos, esta retención de rasgos juveniles puede manifestarse tanto en aspectos morfológicos como en conductuales. Por ejemplo, en algunos mamíferos se observan rasgos faciales más suaves, ojos grandes en proporción a la cabeza, y una disposición a la sociabilidad y el juego, características que en otros contextos son propias de la infancia.
En el contexto de la evolución canina, la neotenia no es vista como un mero efecto secundario, sino como una estrategia evolutiva que ha permitido la adaptación a un ambiente en el que la cooperación y la empatía hacia los humanos han sido cruciales para la supervivencia.
La evolución del perro y su relación con la neotenia
La hipótesis más aceptada es que el perro moderno desciende del lobo gris (Canis lupus), y que el proceso de domesticación se inició hace decenas de miles de años. Los individuos de lobo que mostraban una menor agresividad y mayor tolerancia hacia los humanos habrían tenido más oportunidades de acceder a recursos y refugio, dando inicio a un proceso de selección natural. En este contexto, la retención de rasgos juveniles, como la curiosidad, la sociabilidad y la capacidad de aprender, se volvió ventajosa para convivir con seres humanos.
La intervención humana en la cría de perros ha potenciado, de manera intencionada o no, la aparición y persistencia de rasgos neoténicos. Los criadores han favorecido características que facilitan el apego y la interacción, tales como:
- Rasgos faciales suaves: Narices más pequeñas, ojos grandes y expresivos.
- Comportamientos lúdicos: Una disposición a jugar y a mostrar conductas afectuosas incluso en la adultez.
- Tamaño reducido y orejas caídas: Características que se asocian comúnmente con la ternura y que recuerdan a la etapa juvenil.
Esta selección ha modificado no solo la apariencia física de los perros, sino también su comportamiento, incrementando su capacidad de comunicación no verbal y su empatía hacia los humanos.
Manifestaciones de la neotenia en la morfología y el comportamiento canino
Aspectos morfológicos
Una de las evidencias más claras de la neotenia en los perros es la modificación de sus rasgos físicos en comparación con sus ancestros salvajes:
- Rasgos Faciales: Los perros, en términos generales, presentan una cara menos robusta y más «redonda», con ojos grandes que evocan una expresión juvenil. Este rasgo, a menudo denominado «efecto de bebé», favorece una respuesta emocional positiva en los humanos.
- Estructura Corporal: Muchas razas de perros tienen proporciones corporales que recuerdan a etapas juveniles, como cuerpos más compactos y extremidades más cortas.
- Orejas y Cola: El desarrollo de orejas caídas y colas con mayor flexibilidad también se ha relacionado con procesos de selección neoténica, diferenciándolos de los patrones eréctos típicos en animales salvajes.
Comportamiento y neurobiología
La neotenia en los perros no se limita a la morfología, sino que también se refleja en su comportamiento:
- Sociabilidad y Juego: Al retener comportamientos juveniles, los perros muestran una mayor disposición al juego y mayor aceptación e interacción con humanos y otros animales.
- Capacidad de Aprendizaje: Los perros poseen una notable plasticidad en su comportamiento, una característica propia de etapas juveniles, que les permite adaptarse y aprender a lo largo de su vida.
- Empatía y Comunicación: Estudios neurobiológicos han demostrado que ciertas estructuras cerebrales vinculadas a la empatía y la interacción social están más desarrolladas en los perros, lo cual podría estar relacionado con la persistencia de rasgos juveniles que fomentan el vínculo con los humanos.
Estadios de la neotenia
Cuando hablamos de estadios de neotenia en perros se hace una comparación al comportamiento y morfología con su ancestro, el lobo gris en etapas juveniles.
Se tienen en cuenta 5 estadios o fases que son:
1. Estadio recién nacido

Características típicas de los cachorros de lobo hasta los dos meses. Hocico corto, orejas pequeñas y colgantes, cuerpo rechoncho y cráneo redondeado. Psicológicamente muy unido a su madre. Desconfiado con extraños. Actúan agresivamente ante estímulos extraños.
A este grupo pertenecen el grupo de los molosoides. Estos perros son grandes guardianes. Tienen una relación con su tutor muy fuerte y familiar ya que en esta etapa están unidos fuertemente a su madre.
2. Estadio de juego

Pertenecen a este estadio los perros que se parecen a lobos de 3 a 4 meses.
Tienen orejas más largas, pero aún colgantes con hocico alargado y cuerpo ágil y proporcionado.
Manifiestan curiosidad ante estímulos externos. Juegan con hermanos y progenitores. Aún desconfían de lo que desconocen. Experimentan con la boca y tienden a recuperar objetos.
Empiezan a entender la jerarquía, pero aún están muy unidos a su madre.
Pertenecen a este grupo los retrievers y los bracos.
3. Estadio de parador o de interceptor

Corresponde este estadio a un lobezno de entre 4 y 6 meses.
Esta clase de perro tiene orejas erguidas o semierguidas, hocico alargado y andar ágil y desenvuelto.
En esta etapa el perro es menos aficionado a traer objetos que en el estadio anterior. Manifiesta tendencia a interceptar y alcanzar objetos y otros congéneres que se muevan. Está más jerarquizado y es más territorial.
Estos perros son hábiles para realizar tareas de guardia y de defensa. Óptimos en la conducción de rebaños y en el rastreo ya que conocen las técnicas de caza.
A este estadio pertenecerían los perros más flexibles y polivalentes porque son casi maduros psíquicamente, pero siguen siendo dependientes. Aquí pertenecen los perros de tipo pastor.
4. Estadio de depredador

Lobeznos de entre 6 y 12 meses. Son muy independientes, capaces de tomar decisiones y muy cazadores. Colaboran con los adultos en la caza.
Son muy jerárquicos, respetan únicamente al miembro con autoridad y no a la madre.
A este grupo pertenecen los perros nórdicos y lebreles.
5. Estadio adulto

El perro perteneciente a este estadio se parece tanto físicamente como psíquicamente al lobo adulto. No ladran, usan mucho más el aullido.
Es muy independiente y cazador. Puede tener un vínculo bastante fuerte únicamente con los miembros de rango jerárquico superior.
Se incluirían en este estadio perros como el Husky y las diferentes razas de perro lobo.
Aún tratándose de una clasificación existen grupos de perros que puedan estar entre dos de estos estadios como por ejemplo lo sabuesos que estarían entre el estadio 2 y 3 o algunas razas de perros pastores que estarían entre los estadios 3 y 4. Hay que tener en cuenta que se trata de una clasificación muy general y no exime la individualidad de cada ejemplar que ha pesar de lo comentado pueda no coincidir.
Implicaciones de la neotenia en la relación humano-canina
La retención de rasgos juveniles en los perros ha sido crucial para el fortalecimiento del lazo afectivo entre humanos y cánidos. El comportamiento juvenil en el perro fortalece la relación con el humano por la necesidad natural de supervivencia en esas edades a depender de la madre y de la manada. Características como la mirada directa, la disposición al juego y la comunicación no verbal han creado una conexión única, facilitando la empatía y el entendimiento mutuo. Esta afinidad ha sido explotada a lo largo de la historia, no solo para mejorar la convivencia, sino también para desarrollar roles específicos en la sociedad, como perros de terapia, asistencia y compañía. El conocimiento sobre la neotenia ha permitido a los criadores identificar y potenciar rasgos que se consideran deseables, ya sea por su impacto estético o por su contribución al temperamento amigable del animal. Sin embargo, es importante señalar que la selección excesiva de ciertos rasgos neoténicos puede conllevar a problemas de salud, evidenciando la necesidad de un equilibrio en la crianza responsable.
Debates en torno a la teoría de la neotenia
Aunque la teoría de la neotenia está muy aceptada en el ámbito científico, no está exenta de críticas y cuestiones debatibles. Algunos rasgos físicos pueden ser el resultado de otros procesos evolutivos.
En el estudio de Dmitry Belyaev sobre la selección de ejemplares más sociables con el ser humano de zorros plateados en Novosibirsk (Siberia). Donde tras varias decenas de generaciones el comportamiento más afable de estos zorros con el ser humano dio como resultados cambios en la anatomía y fisiología tales como disminución en el tamaño y curvatura hacia arriba de la cola, orejas más flexibles y caídas y aparición de manchas en el pelaje de color blanco. Esto confirmaría la relación existente entre el comportamiento y la morfología en cánidos mas sociables con el humano.
A la excesiva selección de características neoténicas se le atribuyen problemas de salud en algunas razas como puede ser la displasia, problemas oftamológicos, etc. aunque particularmente opino que gran parte de culpa que se produzcan estos problemas en algunas razas es debido a la endogamia.
Por otro lado, existe el debate de si sólo se debe aplicar esta teoría a linajes específicos o de si se trata de una característica universal a todas las razas. Esto requeriría de estudios comparativos más profundos entre poblaciones y razas.
Perspectivas futuras
La teoría de la neotenia en los perros sigue siendo un campo de estudio fértil para la biología evolutiva, la etología y la genética. Las investigaciones futuras podrían arrojar luz sobre:
- Bases Genéticas: Identificar genes específicos que regulen la persistencia de rasgos juveniles y cómo interactúan con el entorno y la selección artificial.
- Impacto en la Salud: Estudiar en mayor detalle las implicaciones de la selección neoténica en la salud a largo plazo de los perros, con el fin de promover prácticas de cría más equilibradas y sostenibles.
- Interacción Humano-Animal: Profundizar en cómo estos rasgos influyen en el comportamiento social y en la calidad del vínculo afectivo entre humanos y caninos, lo que podría tener aplicaciones en áreas como la terapia asistida por animales.
La retención de rasgos juveniles, tanto en la morfología como en el comportamiento, no solo ha permitido que los perros sean percibidos como compañeros leales y afectuosos, sino que también ha sido clave en el desarrollo de la relación simbiótica entre perros y humanos.
En términos generales, la neotenia ayuda a comprender que muchos de los comportamientos que vemos en los perros como su sociabilidad, su disposición para el juego y su capacidad de aprendizaje son en realidad una continuación de su estado juvenil, y ésta a su vez está estrictamente ligada a su genética y a su naturaleza ancestral.









