Cómo funciona el condicionamiento en los perros

El condicionamiento en perros es un proceso de aprendizaje mediante el cual estos asocian un estímulo con una respuesta o una acción con una consecuencia. Este concepto, ampliamente estudiado en psicología y etología, es la base del aprendizaje de los perros. Es fundamental entenderlo puesto que la asociación que haga el animal de cualquier situación o estímulo influirá directamente en su comportamiento.

 Se divide en dos tipos principales: condicionamiento clásico y condicionamiento operante, ambos fundamentales para entender el comportamiento canino.

Condicionamiento clásico

Este tipo de aprendizaje implica la asociación de un estímulo neutral con un estímulo significativo. Por ejemplo, si cada vez que se saca la correa, el perro es llevado de paseo, comenzará a asociar ese objeto con la actividad placentera de salir. Con el tiempo, solo con ver la correa, el perro mostrará entusiasmo, incluso antes de salir. En los perros, el condicionamiento clásico es crucial para entender cómo responden a señales ambientales, como sonidos, palabras o gestos.

El proceso de condicionamiento clásico es completamente involuntario, por tanto, si el perro se encuentra con un estímulo que le provoca una respuesta emocional por encima de su capacidad de gestión o considera que su guía no es una figura confiable que lo dirija, muy probablemente la respuesta comportamental que veremos no nos gustará (ladridos, agresividad, huida, etcétera).  Desgraciadamente muchas personas no son conscientes que este comportamiento para el perro es inevitable. El perro no piensa en comportarse de esa manera, sino que se trata de una reacción completamente instintiva o intuitiva.

Condicionamiento operante

El condicionamiento operante se basa en la relación entre una conducta y sus consecuencias. Este método es ampliamente usado en el entrenamiento canino, ya que permite reforzar comportamientos deseados mediante recompensas o desalentar los indeseados mediante correcciones. Por ejemplo:

  • Refuerzo positivo: Se trata del mecanismo más usado en educación canina. Un ejemplo claro sería dar un premio al perro cuando cumpla una orden. A pesar de que parezca un método sencillo, los tiempos y el momento en el que se aporta el refuerzo positivo es muy importante.

  • Refuerzo negativo: Sucede de forma inversa al anterior. Consiste en retirar algo que el perro no disfruta, como dejar de realizar una corrección cuando el perro nos atiende o se relaja. Es fundamental emplear el refuerzo negativo de forma suave y no dolorosa para evitar generar miedo o estrés.

  • Castigo positivo: El castigo positivo se refiere a agregar un estímulo negativo sobre el animal cuando éste realiza una acción no deseada (como una voz de “NO”, un movimiento de bloqueo o un leve toque correctivo) inmediatamente después del comportamiento no deseado para reducir la probabilidad de que ocurra nuevamente. El castigo positivo debe de ser llevado a cabo con cuidado y siempre bajo supervisión experta. Este tipo de condicionamiento operante, mal ejecutado, puede conllevar serios trastornos conductuales en el perro.

  • Castigo negativo: Aquí, el castigo se ejerce por la retirada del estímulo. El más habitual consiste en la detención del juego, si el perro comienza a mostrar conductas inadecuadas, como morder. Este método de aprendizaje es utilizado por la madre sobre sus cachorros.

Relevancia del condicionamiento en la vida diaria

Los perros, al ser animales altamente sociales e inteligentes, responden bien al condicionamiento para adaptarse a convivir con los humanos. Desde aprender órdenes básicas como “siéntate” o “ven” hasta conductas más complejas, como asistir a personas con discapacidad, el condicionamiento permite modelar su comportamiento.

Además, el condicionamiento es clave en la corrección de problemas de comportamiento porque se basa en principios etológicos, ya que los perros han evolucionado para aprender mediante la asociación de eventos y las consecuencias de sus acciones. Estos comportamientos están fuertemente arraigados en su biología y comportamiento natural.

En la naturaleza, los comportamientos tienen una función adaptativa. La etología nos enseña que simplemente suprimir un comportamiento sin ofrecer una alternativa adecuada puede generar frustración o problemas adicionales.

Errores comunes al aplicar el comportamiento operante

Es muy posible que al castigar la conducta indeseada de una manera inadecuada consigamos que el animal vea el estímulo que le provoca el mal comportamiento como el responsable del castigo y no relacione este último con su comportamiento. De modo que cuanto más castiguemos inadecuadamente, menos le gustará el estímulo y peor será su respuesta hacia él, empeorando la conducta. Existe una línea muy delgada que separa el entendimiento del perro de la corrección a la mala conducta, a la asociación de la “negatividad” de la corrección al estímulo que le provoca ese comportamiento y que estamos intentando corregir. En esta tesitura son muy importantes los tiempos, la intensidad emocional del perro y la individualidad del ejemplar, puesto que no todos se comportan igual ni responden de la misma manera a nuestros actos.

Introducir refuerzos positivos de manera adecuada en las situaciones que provocan cierto estrés en el perro puede ser una buena opción, pero hay que tener en cuenta que no debemos de premiar el estrés ni la excitación, si no conducir al animal a un estado de calma y equilibrio que deseamos a través de estímulos positivos.

Por todo ello, lo que queda claro es que no resulta tarea sencilla aplicar el condicionamiento de manera adecuada, por lo que en casos de comportamientos muy arraigados se necesite la templanza y la experiencia de un profesional que pueda evaluar la mejor opción a la hora de modificar conductas.

Aplicación ética del condicionamiento

Es fundamental que el entrenamiento y manejo de los perros se realice con respeto, utilizando principalmente refuerzos positivos. Métodos basados en castigos severos o el uso constante de estímulos negativos pueden generar miedo, ansiedad o problemas de conducta. El objetivo debe ser siempre promover una relación de confianza y respeto mutuo entre el perro y su cuidador.

La etología subraya que los comportamientos problemáticos no son malos en sí mismos, sino que suelen ser intentos del animal de adaptarse a su entorno o satisfacer necesidades básicas. A través del condicionamiento podemos guiar al perro hacia comportamientos más adecuados, trabajando sobre la raíz del problema en lugar de simplemente suprimir síntomas.

Beneficios del condicionamiento

  • Fortalece el vínculo humano-perro: Entrenar mediante refuerzos positivos crea confianza y una relación saludable.

  • Facilita la comunicación: Ayuda al perro a comprender lo que se espera de él, reduciendo confusiones.

  • Reduce el estrés: Los perros entrenados a los que estimulamos con refuerzos positivos para que realicen ciertas funciones tienden a estar más relajados y seguros.

  • Fomenta la adaptación social: Un perro bien entrenado puede comportarse de manera adecuada en diferentes entornos y situaciones.

El condicionamiento es una manifestación natural del aprendizaje animal, y comprenderlo desde un enfoque etológico nos permite respetar la naturaleza del perro, fomentando conductas equilibradas y una convivencia armoniosa basada en su bienestar y necesidades innatas.

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